Continuando con mis directrices sobre usos, costumbres y maneras de muy buena educación, quisiera centrarme en "las preguntas prohibidas". Tales cuestiones son las que el personal de cualquier hotel, jamás, bajo ninguna circunstancia, debe realizar al cliente. Y si se ve abocado ha hacerla, sólo la hará en la más estricta privacidad. Bien, pasemos a enumerarlas:
1.- ¿Camas separadas o cama de matrimonio? Si me hacen esa pregunta durante mi "check-in" en la recepción de un hotel, no vuelvo más. Es más, si no fuera por mi exquisita educación, en ese momento me iría. ¿Por qué el señor con barba que está haciendo la entrada como yo se debe enterar si duermo en cama matrimonial o separada? ¿Qué privacidad es esa? Si yo tengo 80 años y mi acompañante 25 y a esa pregunta contesto cama de matrimonio, ¿Qué pensaría el señor con barba?¿Por qué el recepcionista me debe hacer pagar -aparte del precio de la habitación- ese mal trago? Pues no, nunca hay que hacer esa pregunta. Por dos motivos. El primero porque es en la reserva donde se especifica el tipo de cama; por tanto ya lo sabe de antemano. Segunda, de ser más que necesario plantear la cuestión, se debe hacer con tanto esmero que sólo la persona que realiza el "check-in" se entere, ni siquiera su acompañante si es que están juntos en ese momento. Lógicamente, el señor de barba seguirá sin conocer mis intimidades.
2.- ¿Han consumido algo del mini-bar? Desgraciadamente es la pregunta que más veces me han hecho en un hotel. Siempre tengo la idea de responder: "Pues suba usted y compruébelo". Nunca he contestado así porque es una grosería, pero lo pienso. ¿Por qué el cliente debe llevar la contabilidad de sus consumiciones? Para que el personal de recepción pueda omitir la pregunta, el hotel debe contabilizar a través del servicio de camareras las consumiciones que hemos hecho en el minibar. El último día, en el momento del "check-out", desde recepción se le da un aviso a la camarera de guardia para que lo compruebe un momento mientras a uno lo atienden en recepción. Siguiendo con el ejemplo anterior, el señor de barba (he vuelto a coincidir con él en el "check-out") está escuchando que en mi estancia de tres días he bebido 8 güisquis, 4 ginebras y 3 rones. Por tanto, la idea que ese señor con barba se lleva de mi es que soy un viejo verde lleno de "pasta" que se junta con jovencitas cazafortunas, borracho y que le gusta el "mambo" aunque su físico no esté a la "altura" ni siquiera con la ayuda de la industria farmacéutica. Y la realidad puede ser esa u otra muy diferente. Por ejemplo que yo soy el abuelo de la niña, que ella va a dormir sola en la habitación pues yo vivo en esa ciudad y que a mi nieta le encanta invitar a tomar una copa a sus amigas a la habitación. No juzguéis y no seréis juzgados. Sí, ya sé lo que piensan, el caso dos es de ciencia-ficción. Yo opino de igual manera.
3.- ¿Quiere que le retire el plato? ¿Cómo que si quiero que me retire el plato? Lléveselo inmediatamente y no vuelva a preguntar. Si en el momento del desayuno nos sucede esta tesitura, no preguntaremos, retiraremos y sustituiremos por otro, aunque el desayuno sea "tipo buffet". Sí, han oído bien; lo digo porque es de muy mal gusto dejar la mesa vacía mientras se realiza una comida. Ya he hablado en otras ocasiones sobre esta comida así que me remito a lo anteriormente escrito. Regla de oro: en caso de duda, se retira el plato.
4.- ¿Otra vez por aquí, Sr. Fulánez? Conozco matrimonios que se han roto por esta torpe e innecesaria pregunta de un camarero o recepcionista "quedabien". Si soy un cliente asiduo del hotel, o al de recepción se le queda fotográficamente grabada la foto de la señora que me acompaña o jamás se atreverá a preguntar. El caso real trata sobre este Sr. Fulánez que un mes antes había estado con la secretaria "solucionando unos asuntos" y, un mes más tarde aparece con su mujer. Por favor, personal de un hotel, no hagan jamás esta pregunta.
5.- Sr. Fulánez, ¿Quiere que subamos para realizar el "turn-down" en su habitación? Existen varios mecanismos para comprobar si el cliente ha dejado la habitación por la tarde para poder hacer este servicio; y si no, nos las inventamos. Solo, en el caso de que el cliente no salga de su cuarto, dejaremos de hacer el "turn-down" y nunca lo preguntaremos, por tanto.
6.- ¿Quiere que le reserve una mesa para cenar en nuestro restaurante? Esta pregunta solo está indicada en el supuesto de que conseguir mesa en dicho restaurante sea muy complicado y tenga mucha fama. Si no fuera así, no debemos poner en un aprieto al cliente que quiere cenar en el restaurante de la esquina tranquilamente.
7.- ¿Qué tal ha pasado la noche? Esa pregunta puede llevarse como contestación lo siguiente: Pues con atroces hemorroides, malestar general, la próstata no me dejaba conciliar el sueño y una acidez de estómago de narices por haber cenado en el bar de la esquina. Como pueden comprobar es una pregunta que (para una persona educada) tiene siempre implícita la respuesta; muy bien, gracias. Preguntar por preguntar a un cliente de hotel es de primerizo y no por estar suscitando constantemente el diálogo con el huésped lo estamos haciendo mejor.